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lunes, 10 de noviembre de 2008

“En Latinoamérica necesitamos hombres y mujeres con visión de género para cambiar las leyes”


Entrevista a Lidia Jiménez, Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos Humanos de las Mujeres.
Por Maria Cobos (Amecopress)

Es una mujer de formación jurídica, docente universitaria y notaria en Paraguay. Su implicación en la defensa de los derechos de la mujer la lleva a investigar sobre la participación política de la mujer latinoamericana y a ser fundadora de un organismo que presta servicios a mujeres que sufren de violencia machista.
Ha venido a España para hablar sobre participación política de las mujeres, invitada por la campaña “Muévete por la Igualdad. Es de justicia” promovida por Ayuda en Acción, InteRed y Entreculturas.
¿Cómo considera que está la participación política de las mujeres en Latinoamérica?
Es muy pobre. A pesar de que la Constitución, las leyes y las convenciones hablan de la igualdad y de la no discriminación, todavía no se da cumplimiento a esas normas. La participación política de la mujer en los cargos de decisión, no sólo es muy pobre sino que son las mujeres políticas las que no tienen visión de género. Así, es muy difícil conseguir leyes que se hagan en favor de la mujeres: leyes de igualdad, leyes de no discriminación, leyes sobre su salud sexual y reproductiva, leyes contra la violencia en la mujer. Necesitamos, no sólo mujeres, sino también, hombres que tengan poder y trabajen a favor de la igualdad.
¿Cree que la situación de la mujer latinoamericana y su participación en el mundo de la política se resuelve con legislación y cambiando las leyes de los gobiernos?
Está visto que la legislación sola no ayuda. Se tiene que hacer, al mismo tiempo, un trabajo de la sociedad civil, de hombres y mujeres. Es la única forma de exigir el cumplimiento de las normativas; de lo contrario todo se queda en los papeles, en leyes formales que nada tienen que ver con la realidad.
Las organizaciones y movimientos de mujeres necesitan hacer un debate profundo con los hombres de que las mujeres no están en contra de ellos, sólo queremos un respeto a los derechos humanos de las mujeres. Creo y tengo la esperanza de que ellos se van a dar cuenta en Latinoamérica de que no es la “guerra de los Rose”, si no de que es un derecho que tenemos todas las mujeres.
¿Participa en política?
No participo en la política partidaria, ni tampoco en el ámbito político del estado paraguayo. Soy una persona que está observando, leyendo, trabajando por los derechos humanos de las personas y especialmente de las mujeres.
¿Tiene constancia de que alguien de su entorno se haya topado con el mencionado techo de cristal?
Le voy a contar un caso. En las últimas elecciones de mi país, el partido “Colorado” que estuvo 60 años en el poder, creyó que con una candidata presidencial seguiría en el poder. Realmente no cuajo, cayó el partido y la mujer propuesta se “quemó”. Tenía un buen perfil, pero no era política. Por otra parte, en el poder judicial las mujeres lo tienen muy difícil para el acceso a los cargos de decisión. Tenemos que seguir empujando y tratar de “vender” que las mujeres somos tan capaces, e incluso mucho más que los hombres. A ellos no se les obliga a ser “capaces” para ocupar un cargo político, cosa que sí se obliga a las mujeres y ese es un problema muy grave.
¿Piensa que las redes y los movimientos de mujeres pueden hacer incidencia para una mayor participación política de las mujeres?
Yo no lo veo. Por lo que yo sé de Paraguay y de Latinoamérica los movimientos de mujeres no están en la lucha política. Sí, están empujando desde atrás, de alguna manera; pero no en el sentido de armar un movimiento y presentar una candidata.
No hay un movimiento de mujeres para el acceso a los cargos de decisión porque las políticas no tienen capacidad de aglutinarse todavía. Por eso es importante trabajar con ellas para que tomen conciencia de género y digan “nosotras queremos el poder para hacer cosas, y vamos a hacerlas si accedemos al poder”.
Se ha criticado a la presidenta chilena, Michelle Bachelet, gran esperanza para la igualdad de las mujeres en Chile, de no haber hecho nada por ellas.
No estoy de acuerdo. Bachelet sola no puede hacer todo el cambio. Forma parte de un sistema y una estructura patriarcal, algo va a hacer. Yo recuerdo que Felipe González dijo una vez “somos socialistas”, el gobierno es socialista, pero el estado no es socialista. ¿Cómo vas hacer el cambio?.
Desde el punto de vista jurídico hay tres poderes del estado en todos los países latinoamericanos: el legislativo, judicial y ejecutivo. Habría que preguntarse ¿el poder legislativo, está compuesto por una mayoría que apoya a Bachelet?, ¿todos los legisladores que apoyan a Bachelet, tienen conciencia de género, quieren la igualdad de género?, No, la respuesta es no.
La transformación viene por el sistema educativo porque somos producto de un proceso de socialización y donde más fuerte se da ese proceso es en la familia y después en la escuela y en la educación primaria.
¿Qué países latinoamericanos están en la avanzadilla de la participación política de la mujer?
En Argentina, por ejemplo, no llegaron a la paridad, pero están mejor que en Paraguay porque tienen algo más del 30% de inclusión de mujeres en el parlamento. Tienen ministras y una presidenta, que no se puede decir que sea feminista.
Sí, tenemos avances, no podemos decir que haya retrocesos.

Fuente: http://www.amecopress.net/spip.php?article1777

martes, 28 de octubre de 2008

Letras con sangre

Por Sandra Chaher*



Fabiola Calvo Ocampo dejó Colombia hace más de veinte años para exiliarse en España. Allí se desarrolló como periodista, y colaboró en la formación de redes de periodistas sensibles al género a uno y otro lado del Atlántico. De vuelta en Colombia desde fines del 2007, está abocada a la construcción del proceso político y social renovando su compromiso con la comunicación horizontal.
Dicen que en Colombia hay más muertos que vivos. Que los espíritus se huelen por las calles, que andan soplando murmullos.
A esta tierra volvió Fabiola Calvo Ocampo después de más de veinte años de exilio en España. Lo hizo porque la muerte de uno de sus hijos la partió más en dos de lo que ya estaba, porque sus otros hijos migran sin pausa a uno y otro lado del Atlántico, y también porque quería y quizá ya era tiempo.
En Colombia había dejado tres hermanos asesinados, dos por tener vínculos políticos con la guerrilla, y uno por ser hermano de los otros. Al poco tiempo de llegar, en marzo de este año, le mataron a un sobrino cuando salía de trabajar.
Y ella sigue sonriendo, haciendo sonar la carcajada ruidosa, alegre, en medio de la tristeza del relato. Volvió a Colombia con una mano atrás y otra adelante, retomando el oficio de periodista independiente que cultivó en España.
Hace unos meses que trabaja en la Alcaldía de Bogotá, en el área de medios de comunicación de la Subsecretaría de la Mujer, Género y Diversidad Sexual. Durante una breve visita que hizo a Buenos Aires, contó el derrotero de Colombia y el suyo propio en el reencuentro con su tierra de sangre y fuego.
- ¿Cómo se aborda en un país como Colombia, en el que conviven muchos tipos de violencia, la violencia específica de género?
- Trabajamos sobre los derechos de las mujeres, y no de la mujer, porque tenemos mucha diversidad entre nuestras mujeres. En Colombia hay muchas violencias, pero en Bogotá específicamente tenemos bastante violencia doméstica, que sería en verdad de género. Otro tipo de violencia que se ve mucho en Bogotá es la que proviene del conflicto armado que hace que lleguen muchas mujeres desplazadas, la mayoría cabezas de familia. Y también aumentó el embarazo adolescente. El problema que tenemos es que el gobierno central destina muchos fondos públicos para la guerra, y entonces escasean las políticas sociales.
Movimiento social y político en Colombia
- ¿Cómo está el movimiento social, y en particular las organizaciones de mujeres, en medio del conflicto armado?
- El movimiento social está muy atomizado. Y el movimiento de mujeres está trabajando y protagonizando mucho. Hay mucha articulación de redes. Está la Ruta del Pacífico, una organización que trabaja en red con el movimiento de mujeres con el objetivo de lograr la paz con visión de género.
- Dentro del movimiento de mujeres, ¿es unánime el compromiso con la paz?
- Si.
- Con tu experiencia política, y después de haber vivido tantos años fuera, ¿cómo ves hoy el proceso político de Colombia?
- Es un país muy distinto al que dejé… Con una Constitución nueva, la anterior había durado ciento y pico de años. Ésta es del ’91 y es una Constitución de reconciliación porque en ella participaron organizaciones armadas que dejaron las armas. Esta Constitución marca un avance político y democrático, y devuelve derechos a la ciudadanía, como el derecho a modificar la misma Constitución. Antes, la soberanía no la tenía el pueblo. Pero a la par de este proceso, hay un movimiento que pretende voltear la Constitución: hoy Uribe quiere tener los tres poderes del Estado bajo su control. Tiene al Ejecutivo, mayoría en el Parlamento, y está con problemas con la Corte Suprema porque quiere reformar la justicia. A la vez es un presidente con mucho apoyo popular. Me da vergüenza decirlo, pero obtuvo el 90% de apoyo en una encuesta reciente. Sin embargo, está muy cuestionado por el posible vínculo con paramilitares, que todavía no se le pudo probar. El país está muy polarizado.
- Pero si Uribe tiene el apoyo del 90% de la población, no hay tanta polarización.
- Sucede que la sociedad colombiana está muy permeada por el dinero fácil y a la vez cansada de la guerra. Y como a Uribe no se le logra demostrar nada, y él asume el rol de padre, funciona en la gente el imaginario de la paz, porque además el gobierno tiene el apoyo total de los medios de comunicación.
- ¿Cuál es la percepción cotidiana que tiene la gente del conflicto armado?
- Lo cotidiano no da sensación de inseguridad. Estados Unidos apoyó mucho al gobierno con el Plan Colombia, militarizó a la sociedad, logró minar la capacidad militar de las FARC, y eso da seguridad.
- ¿Qué tipo de gobierno podría hacer Ingrid Betancourt?
- Ella dijo que podría presentarse como candidata presidencial en el 2010. Tiene buena imagen y no se le puede quitar el mérito de ser una mujer con coraje. Lo demás es un enigma. No escuché de ella ninguna propuesta vinculada a género, y hay que tener en cuenta que salió de la selva con una religiosidad importante.
Redes de periodistas
- Desde tu vuelta a Colombia, avanzaste en el armado de una red de periodistas con enfoque de género. ¿Cómo está ese proceso?
- Hay un equipo trabajando, que cuenta con mujeres con experiencia y mujeres jóvenes. Somos muchas en Bogotá y está empezando a haber en otras ciudades. Hay que pensar que nunca hubo en Colombia una red de este tipo. En el 2004, todavía viviendo en España, empecé los contactos con periodistas pero no hubo quién siguiera el proceso. De estos proyectos hay que enamorarse y apasionarse. Así que todo quedó quieto hasta que presenté en Oviedo, el año pasado, durante el II Encuentro Internacional de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, la propuesta para que se hiciera en Colombia el III Encuentro Internacional de la red. Volví a Colombia en diciembre del 2007 y retomé el armado de la red, ahora con el apoyo de FECOLPER (Federación Colombiana de Periodistas). Estuvimos trabajando en la difusión de los acuerdos de la red internacional y la red española, que es un proceso que conozco de cerca. Además empezamos a hacer una investigación sobre la situación de las mujeres periodistas en Bogotá que queremos extender a otras zonas.
- ¿Están pensando en una red sólo de mujeres periodistas, o invitarán a varones?
- Por ahora somos mujeres periodistas. Creemos que una forma de trabajar para este colectivo es primero empoderarlas. Tomaremos el modelo de la red de mujeres periodistas del estado español.
- Durante el 2009 está previsto que Colombia sea sede del III Encuentro Internacional de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género (RIPVG).
- Si, se hará en noviembre del 2009. Ya formamos en ese sentido una comisión en la que participamos periodistas afiliadas a FECOLPER y mujeres periodistas que estamos trabajando en forma independiente.
- ¿Qué espíritu tendrá este tercer encuentro?
- Creo que habría que pensar en un encuentro con tiempo suficiente para discutir hacia dónde va la red. Yo creo que la RIPVG debería transformarse en un referente internacional por la incidencia política que logre, y debería trabajar sobre la vulneración de los derechos humanos de las periodistas en sus ámbitos laborales, el lenguaje no sexista, y la situación de las mujeres periodistas en países en conflicto. Esto último también está vinculado a que el encuentro se realice en Colombia: yo creo que la RIPVG tiene que conectarse con la realidad del país que la acoge cada dos años, en esta dirección vamos a construir el temario del III encuentro.

*Artemisa Noticias (http://www.artemisanoticias.com.ar/site/notas.asp?id=50&idnota=6176)

''Ser joven y mujer en un cargo de responsabilidad tiene aún muchas resistencias''

Por Marcela Espíndola*


Zuliana Lainez Otero fue elegida secretaria general de la Asociación Nacional de Periodistas (ANP) de Perú a los 28 años. De las cuatro mujeres que ocupa este cargo sindical en América Latina es la más joven. En su paso por Argentina, dialogamos con ella sobre las condiciones para ejercer el periodismo y las alianzas y estrategias que tejen las mujeres periodistas para trabajar en los escenarios sindicales de estructura patriarcal.

Zuliana Lainez Otero fue elegida secretaria general a los 28 años (2006) en un contexto nada fácil. Asumió la conducción de la Asociación Nacional de Periodistas de Perú (ANP), sindicato manejado desde junio de 1928 por hombres; chocó con viejas generaciones de sindicalistas que entienden la militancia de manera diferente; es mujer en una sociedad machista; y es periodista profesional en un mercado en el que sólo el 15 por cientro de los trabajadores de prensa está en regla.

Con su grandes ojos claros, su mirada es tan transparente como sus palabras. ¡Qué extraña me siento! – dice y se ríe casi incómoda, un poco porque conoce a la periodista y otro poco porque está del otro lado del grabador. Y la entrevista comienza.

- ¿A que se debe el haber llegado tan joven a ser secretaria general de un sindicato nacional?¿A tu joven militancia, a las inquietudes o a la realidad social?
- Creo que todo viene a consecuencia de: primero, la militancia joven. La ANP es el único sindicato en América Latina que tiene una facultad de periodismo de categoría universitaria (la Escuela de Periodistas Jaime Bausate y Mesa, creada hace 50 años). Entoces durante toda mi formación, el tema gremial estuvo muy presente y eso ha sido determinante. Yo empecé mi carrera en la universidad a los 16 años y con eso empezó mi militancia sindical. Segundo: mi padre es periodista y ha sido dirigente sindical toda su vida. Recuerdo mi infancia en la redacción de un diario, con el olor del pegamento de la diagramación, y esa es una impronta muy fuerte.

- ¿Tu mamá se dedicó a lo mismo?
- No, mi mamá se ha dedicado mas a las tareas administrativas. Mi padre es el que me ha marcado fuerte en esto del periodismo, sumado a que estudié en la universidad del sindicato.

- Sos mujer y fuiste elegida a los 28 años en un escenario sindical patriarcal, los méritos son dobles…
- Sí, sobre todo porque en mi sindicato nunca hubo una secretaria general mujer. Las mujeres habían llegado a puestos de responsabilidad, como la Secretaría de economía o la de actas, típica secretaría ocupada por mujeres, pero si revisas su historia (de 80 años) y sus actas, puedes ver que solo hay hombres. Luego de la década del 30', ves pocas mujeres pero con liderazgos bien marcados, casi solitarios, que no dudaban en rajarse en medio de una asamblea.
Como en los últimos años, la profesión se ha ido ''feminizando'', es decir, el 70 por ciento de l@s estudiantes de periodismo son mujeres, entonces los sindicatos también viven ese proceso. Si hacemos un balance del nuestro, todavía no llegamos a la paridad, pero ya tenemos un 60 por ciento de hombres y un 40 por ciento de mujeres.

- La cifra no es despreciable, sobre todo con la historia del sindicato…
- Claro, pero es consecuencia de esta feminización de los últimos 4 años que ''va empujando el carro''. Por ejemplo, nosotr@s tenemos una conducción diaria de 6 personas, 3 mujeres (en la Secretaría general, en la Secretaría de organización, y en la Secretaría de Economía) y 3 hombres.

- ¿Esta proporción ha hecho que los hombres con quienes compartes este cotidiano, sean más sensibles con los temas de género?
- No, les cuesta muchísimo. Lo sienten muy lejano y no como un tema que haya que priorizar. Hace 3 años, logramos crear una secretaría de género, pero salió luego de mucho debate, de mucha discusión. Hubo muchos que no lo creían necesario y se reían. Sin embargo, fue fundamental la corporativización de las mujeres que, a pesar de las distintas posturas políticas, logró armar la estructura. Ahora ¿qué pasa?. Tenemos este órgano, que tiene voz y voto y es muy importante en instancias decisorias, pero el problema que tenemos es que no hay definida una política de género que integre todas las áreas con una mirada transversal.

- Con tu papá militante sindicalista, ¿cómo ha sido el choque generacional?¿discuten estos temas?
- Con él no, él lo permea muy bien. Sí he tenido choques generacionales en el sindicato porque algunos creen que el hecho de tener varias décadas encima en la militancia, les da la autoridad para estar por arriba de cualquiera. Y no sólo en el tema género, sino en las discusiones mismas que hacen a las formas de ver el sindicalismo. Antes la imagen del sindicalista en Perú era ''salgamos a las calles a romper vidrios'' o ''vamos a encender llantas como señal de protesta''. Para esta nueva generación (que tiene la edad promedio de 30) es ''vamos a negociar'' o en todo caso, ''vamos a prepararnos para negociar mejor nuestros acuerdos''.
Fundamentalmente, también creo que se debe a que ser joven y mujer en un cargo de responsabilidad tiene aún muchas resistencias, aunque no debiera ser así. Una mujer no debería, además de la lucha diaria, ir por la vida ganándose el respeto por lo que hace. El acceso debiera ser más natural. Además, porque estos liderazgos son colectivos y no de personas. En mi caso, creo que al lograr un equipo bien articulado y con una visión clara, fui derribando esos prejuicios.

- Pude observar que la ANP, además de la relación natural con los demás sindicatos de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), articula con otras redes internacionales de periodistas y eso no es muy común. ¿Qué lograste a partir de estas alianzas?
- Una de las causas por las que la ANP se ha fortalecido en los últimos años, es que mucha de la relación internacional le ha rebotado y eso es fundamental. La ANP no sólo es el primer sindicato de América Latina en afiliarse a la FIP (N de R: actualmente tiene presencia en más de 100 países y 600.000 miembros) y eso activa con sindicatos de la región y con sindicatos europeos, sino que además integra redes y alianzas. Pero también ha tejido sus propias redes: para temas específicos como la defensa de la libertad de expresión, género y medioambiente se sumó a redes; para temas de capacitación por ejemplo hemos establecido alianzas como la que tiene la ANP con la Federación Colombiana de Periodistas, etc. La política institucional de la ANP es no cerrarse a un solo escenario, porque relacionarse con los mismos de siempre, te limita.

- ¿Cómo ves la trayectoria de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género y el nacimiento de otras redes nacionales en Latinoamérica?
- Una red internacional siempre refuerza el trabajo local. Y siempre hay que apoyar que la gente se organice. Las estrategias de visibilización siempre cobran dimensiones enormes cuando se es parte de un conjunto de gente que pelea en sus países por los mismos temas. Por ejemplo, está naciendo la red de Perú y la colombiana, y a través de estas redes, vemos el trabajo que está haciendo PAR (Periodistas de Argentina en Red- Por una comunicación no sexista) hace dos años. Los productos que ya tienen elaborados a pesar de que tiene problemas de financiamiento y sin embargo se las arreglan, a nosotr@s nos sirve porque compartimos los mismos problemas y aprendemos de su experiencia.

- En este encuentro (ver Tendiendo redes hacia la equidad) se conformó una red de periodistas que integra el sindicalismo con la perspectiva de género y que funcionaría a instancias de la FIP. ¿Crees que será posible este armado y el sostenimiento?
- Yo creo que va a depender de la presión que metamos. Porque esta no es la primera instancia ni el primer congreso en el que se hable de género, y muchos de los diagnósticos que compartimos hoy, lo compartimos hace 8 años. Siempre hay mucho compromiso en la literalidad y los diagnósticos son muy profundos pero no se avanza en cosas concretas porque no hay gente presionando pos encuentro.
Si bien la FIP tiene un Consejo de Género, el tema siempre se ha visto relegado por temas laborales y/o relacionados con la libertad de expresión y no se dan cuenta que estos temas están permeados por la cuestión de género y que el tema no se agota en tener más mujeres en los sindicatos y en los medios, ni en tener paridad de número en las conducciones.
Entonces, creo que lo particular de este encuentro es el espíritu. Ahora es ''lo vamos a hacer nosotras mismas''. Lo tenemos ya en una declaración, es tiempo de hacer las estrategias necesarias en los sindicatos para generar el cambio. Lo particular de esta red es que se ocupará de lo sindical con una visión de género y se encargará de hacer una auditoría de género, que leerá el número que tenemos, cómo son esas cifras, cuántos varones y mujeres forman parte del padrón, cuántos de ell@s está en cargos de conducción, etc. Este relevamiento nos permitirá ir detrás del maquillaje que se hace en muchos sindicatos acerca de la cuestión de la paridad.

*Artemisa Noticias (http://www.artemisanoticias.com.ar/site/notas.asp?id=16&idnota=6046).