Nosotras, las mujeres del siglo XXI, tenemos la suerte de haber heredado un legado de valor incalculable.
A lo largo de la historia, muchas mujeres valientes lucharon por conseguir sus derechos, aún incluso a expensas de jugarse la vida, de ganarse la condena en la cárcel o del rechazo de la sociedad de su tiempo.
Ellas, nuestras antepasadas, lucharon por conseguir los derechos que les correspondían por el hecho de haber nacido mujeres. Ellas lucharon por obtener un trabajo en el que poder realizarse como personas. Lucharon por conseguir un salario digno, para ayudar a su familia u obtener la independencia económica que les permitiera tomar decisiones, y anteponer su dignidad y libertad por encima de todo. Ellas, nuestras queridas antepasadas, nos allanaron el camino, porque lucharon por conseguir una igualdad de derechos en todos los aspectos.
Además, no dejaron de trabajar por su crecimiento personal, con lo que añadieron a nuestra dote un legado de sabiduría.
Pero, lo que ellas nos consiguieron en su tiempo, ¿es suficiente para la mujer de hoy?
Todavía la mujer, sufre muchísima desigualdad, tanto en el puesto de trabajo que desempeña, pues a pesar de demostrar su competencia no sólo con los títulos pertinentes, sino también con hechos prácticos, en muchas más ocasiones de lo que nos gustaría, no se nos permite desempeñar un papel a un nivel superior. Y por desgracia en algunos lugares se sigue considerando a la mujer como inferior.
¿Qué podemos hacer para ser respetadas y ser agraciadas con los mismos derechos que corresponden al resto de los seres humanos?
En mi opinión, además de dialogar, de pedir y si es necesario de exigir y negociar que se nos reconozcan los mismos derechos y deberes que el resto de las personas; es importante que cada una de nosotras nos hagamos conscientes de la fuerza que poseemos, que reconozcamos los dones que nos han sido dados y de los que hemos trabajado personalmente para realizarnos en nuestra talidad.
Y, sobre todo, es importante que reconozcamos que nuestro lugar en el mundo es imprescindible, tanto como profesionales, ya que estamos tan cualificadas o más que el resto de la población, como madres, como centro energético de nuestras familias y como mujeres en su concepto más amplio.
Por lo tanto si me lo permitís, os digo, que sólo desde el saber ‘quién soy’, desde el reconocer nuestro poder, podremos hacer frente a todas las dificultadas y obstáculos que se nos siguen presentando por el mero hecho de haber nacido mujeres, cosa que además estamos muy orgullosas de ser.
Y sólo lo que las mujeres hoy podamos conseguir, será lo que podremos ofrecer a las generaciones venideras, allanándoles así el camino, como nuestras antepasadas lo hicieron con nosotras, y facilitarles así el poder vivir con la plenitud y dignidad que se merecen, sin tener que seguir luchando por ello y demostrar continuamente su valía. Y conseguirles así los derechos de que todas somos merecedoras.
A lo largo de la historia, muchas mujeres valientes lucharon por conseguir sus derechos, aún incluso a expensas de jugarse la vida, de ganarse la condena en la cárcel o del rechazo de la sociedad de su tiempo.
Ellas, nuestras antepasadas, lucharon por conseguir los derechos que les correspondían por el hecho de haber nacido mujeres. Ellas lucharon por obtener un trabajo en el que poder realizarse como personas. Lucharon por conseguir un salario digno, para ayudar a su familia u obtener la independencia económica que les permitiera tomar decisiones, y anteponer su dignidad y libertad por encima de todo. Ellas, nuestras queridas antepasadas, nos allanaron el camino, porque lucharon por conseguir una igualdad de derechos en todos los aspectos.
Además, no dejaron de trabajar por su crecimiento personal, con lo que añadieron a nuestra dote un legado de sabiduría.
Pero, lo que ellas nos consiguieron en su tiempo, ¿es suficiente para la mujer de hoy?
Todavía la mujer, sufre muchísima desigualdad, tanto en el puesto de trabajo que desempeña, pues a pesar de demostrar su competencia no sólo con los títulos pertinentes, sino también con hechos prácticos, en muchas más ocasiones de lo que nos gustaría, no se nos permite desempeñar un papel a un nivel superior. Y por desgracia en algunos lugares se sigue considerando a la mujer como inferior.
¿Qué podemos hacer para ser respetadas y ser agraciadas con los mismos derechos que corresponden al resto de los seres humanos?
En mi opinión, además de dialogar, de pedir y si es necesario de exigir y negociar que se nos reconozcan los mismos derechos y deberes que el resto de las personas; es importante que cada una de nosotras nos hagamos conscientes de la fuerza que poseemos, que reconozcamos los dones que nos han sido dados y de los que hemos trabajado personalmente para realizarnos en nuestra talidad.
Y, sobre todo, es importante que reconozcamos que nuestro lugar en el mundo es imprescindible, tanto como profesionales, ya que estamos tan cualificadas o más que el resto de la población, como madres, como centro energético de nuestras familias y como mujeres en su concepto más amplio.
Por lo tanto si me lo permitís, os digo, que sólo desde el saber ‘quién soy’, desde el reconocer nuestro poder, podremos hacer frente a todas las dificultadas y obstáculos que se nos siguen presentando por el mero hecho de haber nacido mujeres, cosa que además estamos muy orgullosas de ser.
Y sólo lo que las mujeres hoy podamos conseguir, será lo que podremos ofrecer a las generaciones venideras, allanándoles así el camino, como nuestras antepasadas lo hicieron con nosotras, y facilitarles así el poder vivir con la plenitud y dignidad que se merecen, sin tener que seguir luchando por ello y demostrar continuamente su valía. Y conseguirles así los derechos de que todas somos merecedoras.
Permitidme que os dedique esta poesía:
Querida mujer
¡Hermosa mujer!
Abre tus ojos y mira
Abre tu corazón y siente
Abre tu alma y comprende
Querida mujer
Reconoce los dones que te han sido dados
Descubre la grandeza que eres poseedora
Y sigue luchando por conseguir
el lugar que te corresponde en la sociedad de tu tiempo
Querida mujer
¡Hermosa mujer!
Siempre absolutamente siempre
trabaja por defender tus derechos
Corre, vive, vuela
Y comparte tu experiencia
con aquél que te lo pida
Marina Alcolado Muñoz
Tel. 680 368 622
marina.alcolado@gmail.com
www.lamagiadeaprender.com
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